El "peor error" de la carrera de Buster Keaton es también una de sus comedias mejor escritas y rodadas y una joya del slapstick.
Buster es un humilde fotógrafo callejero de retratos tipo "tintype" en el bullicioso Nueva York de los años 20. Cuando se enamora de Sally, una secretaria que trabaja para los noticiarios de MGM, decide cambiar de vida: vende todo lo que tiene para comprar una vieja cámara de cine y convertirse en camarógrafo profesional. Pero el camino no será fácil, especialmente con Harold, un experimentado operador de cámara que también aspira al amor de Sally, dispuesto a ridiculizar cada uno de sus torpes intentos. Buster, sin embargo, está dispuesto a todo para conseguir su gran oportunidad... y al amor de su vida.
"The Cameraman" marca un punto de inflexión en la carrera de Buster Keaton. Es su primera película bajo el paraguas de Metro-Goldwyn-Mayer (MGM), una decisión que el propio actor y director acabaría considerando "el mayor error de su vida". Hasta ese momento, Keaton había gozado de una libertad creativa casi total en sus producciones independientes; su entrada en el sistema de estudios supondría el inicio de una progresiva pérdida de control artístico.
Sin embargo, paradójicamente, The Cameraman está considerada por muchos como una de sus obras maestras. Estrenada en 1928, cuando el cine mudo vivía sus últimos años, es una comedia perfectamente construida, que equilibra el humor físico de Keaton con un inusual grado de ternura y humanidad en su personaje. El propio MGM utilizó durante décadas esta película como ejemplo didáctico para enseñar guion y estructura cómica a sus nuevos guionistas.
Aunque la dirección aparece atribuida oficialmente a Edward Sedgwick, se sabe que Keaton dirigió muchas escenas clave del filme, sobre todo aquellas centradas en los gags visuales y el slapstick coreografiado, que eran su sello personal. La película tuvo una producción accidentada: el productor Lawrence Weingarten se enfrentó constantemente con Keaton, al que consideraba "un niño". Se llegó a escribir un guion a veintidós manos, pero Keaton convenció a Irving Thalberg, jefe de producción del estudio y gran defensor del talento, para desecharlo casi por completo y permitirle rodar “a su manera”.
La película fue un éxito rotundo de taquilla, con una recaudación de más de 790.000 dólares, una cifra muy notable para la época. También fue recibida con entusiasmo por la crítica. Su popularidad se ha mantenido viva hasta hoy, y en 2005 fue incluida en el National Film Registry de Estados Unidos por su importancia "cultural, histórica y estética".
Entre sus escenas más célebres están la secuencia del partido de béisbol donde Buster finge grabar mientras en realidad no tiene película en la cámara, o la hilarante persecución por Chinatown que muestra el estilo ágil, casi acrobático, de Keaton. También es notable la escena en la piscina pública, que exhibe su maestría para construir gags visuales complejos y, a la vez, su vulnerabilidad como personaje.
El mono que aparece como compañero improvisado de Buster se convirtió en una estrella temporal en los estudios MGM tras el éxito del filme.
Muchas escenas se rodaron en localizaciones reales de Nueva York, incluyendo Times Square y la Quinta Avenida, aportando un aire documental y vibrante a la ciudad retratada.
A pesar de las tensiones con Weingarten, el rodaje fue técnicamente avanzado para su época, incluyendo complejos movimientos de cámara y efectos visuales diseñados por el propio Keaton.
La Banda Sonora para "The Cameraman" sigue el camino de otras partituras escritas por Brais González para los films de Buster Keaton, con una mezcla de música swing, Dixieland y el estilo propio de Caspervek. La primera versión de la Banda Sonora fue escrita para la formación original de la banda (violín, percusión y piano) con posteriores versiones incluyendo clarinete y flauta.